El “adultescente” y el niño generalizado en la clínica del siglo XXI

Resumen

La ciencia moderna surgió con una auspiciosa promesa universalizadora: “¡TODOS iguales, libres y fraternales!” Esto nunca ocurrió y lo que quedó fue el TODOS de la estandarización de los individuos, la forclusión de los sujetos y su sufrimiento: “La angustia del proletario generalizado” (Soler, 2001). Pero el discurso capitalista no se detuvo en “¡Todos proletarios (afligidos)!”: incluyó “¡Todos niños!”. Respecto de la ignorancia en que el cuerpo es mantenido por el sujeto de la ciencia, Lacan decía: “¿Debemos destacar la consecuencia de esto con el término de niño generalizado? (...) Esto es lo que marca la entrada de un mundo entero en la vía de la segregación”. (LACAN, 1968 [1967]/2003) “¿Cómo podemos lograr que las masas humanas confinadas en un mismo espacio, no sólo geográfico (...) permanezcan separadas?” (Ibíd.) Una forma actual de segregación es por grupo de edad. A los ancianos se les estigmatiza como improductivos y como alguien que ya no puede disfrutar de objetos de consumo como los jóvenes: la “plaga gris”, para algunos. ¿Habrá consecuencias también para los más jóvenes, ya que la vejez es el destino de todos? Aquí viene la prolongación del tiempo de la adolescencia. El término “adultescente” comenzó a usarse en los tabloides y se refiere a una persona adulta con un estilo de vida típico de los adolescentes. Contrariamente a un furor patologizante y desarrollista, Quinet (2009) recuerda que “la adolescencia (…) es el paradigma de los impases del sujeto frente a la imposibilidad de relación de completitud entre los sexos”. Pero el tiempo de la adolescencia también tiene su aspecto histórico y discursivo. Un segmento de mercado denominado "kidults" contribuyó a que las ventas de juguetes en Estados Unidos aumentaran un 37 % en dos años, hasta alcanzar los 28 600 millones de dólares en 2021. El capitalismo ata al sujeto a las mercancías como objetos exclusivos de goce, pero el síntoma muestra su margen de libertad: "la verdad individualiza lo que el discurso colectiviza" (SOLER, 2015). Y el psicoanalista escucha e interpreta los "nuevos síntomas". Sostener un síntoma abre el camino de su propio deseo para el sujeto, "si se pone en marcha, gracias a la habilidad de un compañero llamado psicoanalista, [a retomar la pregunta que vuelve al sujeto desde el lugar donde espera un oráculo] (...) en el sentido de '¿Qué quiere el de mí?' " (LACAN, 1950/1998). Queda la pregunta sobre la importancia de un acto, en el ámbito de la política, capaz de crear un régimen discursivo que se enfrente al discurso capitalista.

Palabras clave: niño generalizado, segregación, vejez, psicoanálisis, Lacan.