¿Son los afectos signos de un tiempo que no pasa?

Resumen

Es en nombre de los síntomas que afectan a un sujeto que se establece la demanda de tratamiento analítico. ¿Serán estas afectaciones signos de un tiempo que no pasa? Para responder a esta pregunta, este artículo pretende situar los afectos en la experiencia psicoanalítica, asumiendo que, como fenómenos, pueden no ser buenas guías para el análisis. En este artículo, exploro en la obra de Lacan lo que permite articular el campo manifiesto de los afectos — la dimensión espacial imaginaria del sujeto — y la angustia, definida desde el principio como relacionada con el deseo y los tiempos de castración. Al señalar lo estructural, la angustia se convierte en un afecto resaltado al indicar la dirección del objeto a, un índice de lo real, no sin articularse al síntoma y a la inhibición. La fantasía neurótica sostiene el deseo, en la que el sujeto ofrece su castración al Otro, quedando temporalmente atrapado en ese momento. En el análisis, la separación del deseo del Otro es lo que permite al sujeto sostenerse ante el advenimiento de la realidad sin sentirse amenazado en su existencia; Modulaciones del lenguaje que dejan pasar el afecto, afectando la temporalidad de la experiencia subjetiva singular de cada persona.